Los agentes de policía corren un mayor riesgo de suicidio que cualquier otra profesión. De hecho, el suicidio es tan frecuente en la profesión que el número de agentes de policía que murieron por suicidio es más del triple que el de agentes que resultaron heridos de muerte en el cumplimiento del deber. Los investigadores atribuyen estas estadísticas a la combinación única de fácil acceso a armas mortales, estrés intenso y devastación humana a la que la policía está expuesta a diario. Con el fin de reducir las tasas de suicidio de las fuerzas del orden público, tanto los agentes como los defensores de la salud mental están enfatizando la importancia de superar la idea de que buscar ayuda es un signo de debilidad y que el apoyo en forma de asesoramiento profesional, grupos de apoyo y capellanes está fácilmente disponible.